viernes, 10 de diciembre de 2010

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Ayer en A Coruña se produjo un hito en los efectos demoledores de la miseria humanística. Iré al grano: ayer se presentó en el Teatro Rosalía de Castro con alcalde, concejales y maceros el nuevo lema que va a identificar a A Coruña por el mundo: "Gústame", por el que la avispada consultoría de Identidad entre otras cosas cobró la módica cantidad de 40000 euros en estos momentos de bonanza económica.Pues bien, el caso es que al explicar el inextricable lema el señor Enrique Johnson dijo lo siguiente: "La teoría de los creativos es que los gallegos interpretarán que el eslogan refleja el orgullo de pertenencia de todos los coruñeses, mientras que los foráneos verán una fórmula imperativa del verbo gustar con la que se les invita a disfrutar de todos los placeres que ofrece una ciudad como A Coruña".
Claro, pobre de mi yo pensaba que "gústame" estaba en un humilde presente de indicativo,cuando en realidad era un imperativo, o mejor aún "fórmula imperativa"... Como consecuencia, al traducirlo al inglés lo vertieron como un aberrante "Like it", en vez de un humilde (y soso) "I like it". que es como debieran traducir"gústame" si Mr. Mac, Mrs Debbie, Mr Rapela y Mr Tristan entre otros me enseñaron bien.


viernes, 3 de diciembre de 2010

Under the Dome


Fui a la librería con la intención de comprar el último libro de John Irving en VO, y acabé comprando además uno de Stephen King también en VO. En principio lo hice, lo confieso, atraido por la portada, en la que se veía un pueblo de Nueva Inglaterra encerrado en una especie de cúpula de cristal. Viendo esa imagen sentí la curiosidad de averiguar que pasaría si de repente un pueblo quedase incomunicado del mundo exterior de un día para otro y me llevé a casa la novela.
Debo decir que jamás había leido nada de Stephen King por cierto prurito contra los autores de bestsellers, sin embargo el libro me encantó. A pesar de ser una novela con muchos personajes el pulso narrativo es vibrante, nunca decae; a veces leyéndolo tenía que parar para tomar aire, o para meditar incrédulo en lo que acababa de leer.
En cuanto al lenguaje empleado demuestra ser un profundo conocedor de todos los registros de la lengua que se habla en los USA. Desde el registro del profesor universitario de Massachussets al slang de los drogadictos de metaanfetamina. Se dice que el buen escritor sabe ponerse en la piel de otro, pues esto precisamente hace Stephen King, cuando habla el adolescente resulta su idiolecto creible y representativo de lo que siente un chico de trece años, igual que cuando lo hace un asesino, un predicador, un miltar, etc.
Ideológicamente resulta interesante la postura que toma el autor frente al fundamentalismo, la corrupción, la libertad, la guerra de Irak, etc., así como también las consecuencias de este experimento social que provoca estar bajo la cúpula. Al final, viene a decirnos el autor, los seres humanos no somos más que insignificantes hormigas.