miércoles, 2 de marzo de 2011

Bilbao-Nueva York-Bilbao


Leí la primera página de este libro en la biblioteca mientras esperaba que me diesen los libros que había pedido, me gustó. Me pareció original comenzar el libro diciendo que los peces y los árboles se parecen, y demostrarlo con ingenio. A consecuencia de eso compré el libro, lo que yo no me esperaba es que después de la primera página no hubiese nada. Nada de nada.
A medida que iba leyendo el libro me sorprendía a mi mismo por no tirarlo directamente a la papelera, el recursito de marcar el paso del tiempo con las pantallas del avión me parecía sencillamente escolar; me asombraba que algo así pudiese ser publicado y que incluso ganase el premio nacional de narrativa en el 2009.
Haría un análisis profundo del engendro, pero para eso tendría que volver a digerir esta obrita ,corta pero harto pesada, y, lejos de mi la funesta manía de flagelarme, no pienso hacerlo.
Un consejo: lean la primera página y pasen a otra cosa. La vida es corta.