miércoles, 9 de enero de 2013

No sin mi Chiavari



Un día sentado delante de la pantalla de un ordenador, mientras pasaba horas adaptando los diálogos de una película, me fijé en que en una escena de boda aparecían unas sillas estilizadas cuyas patas me recordaban las espinas, o más bien los cartílagos, del pez raya, eso que queda después de comerte su exquisita carne blanca en una caldeirada. (uno no manda en su imaginación, y además, quién sabe, a lo mejor tenía hambre en ese momento)

El caso es que semanas después trabajando con otra película pegué un bote cuando en otra escena de boda los actores estaban sentados en las mismas sillas, y pensé: ¡vaya, qué casualidad! lo cierto es que después las he vuelto a ver muchísimas veces, ya sea trabajando con el ajuste o simplemente disfrutando de una película en el sofá. Siempre la misma silla, puede variar el color y ser dorada, negra, blanca etc,  pero cuando hay un banquete de boda  o un baile de salón en una película es muy probable que aparezca la famosa silla Chiavari.

¿Por qué usan esta silla? Yo tengo una teoría muy sencilla y es que su diseño favorece que se vea bien a los actores o los decorados, al no ser maciza facilita la visión de los detalles que nos quiere mostrar en la película. Bueno eso, o los directores artísticos son unos bromistas. Aunque ahora, improbable lector, tú también participas del secreto.