
Nuca había leído nada de esta escritora. La primera sorpresa que tuve, ya en la primera página es que está bien escrito. Lo cual no es nada corriente en la literatura española actual. Después el libro se lee con cierto morbo, por las característica autobiográficas del mismo, ya se sabe, lo que no es autobiografía es plagio.
En fin, es una crónica de desamor, una mezcla de "Luz de Gas" y "Rebeca" (el tal Frederic es como el ama de llaves de Rebeca, o incluso peor) y, debajo de esa historia, hay una crítica sutil, a una sociedad clasista y xenófoba con "el otro": "yo no mezclo mi sangre con cualquiera"(p.161) dice el intelectual, multimillonario, nepótico, y de la gauche divine.
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